El lavado de manos con agua y jabón es el método más conocido y sencillo para evitar la transmisión de microorganismos de una persona a otra Es conveniente lavarse las manos: - Antes y después de manipular alimentos y/o amamantar.
- Antes de comer o beber, y después de manipular basura o desperdicios.
- Después de tocar alimentos crudos y antes de tocar alimentos cocidos.
- Después de ir al baño, sonarse la nariz, toser o estornudar y después de cambiarle los pañales al bebé.
- Después de haber tocado objetos 'sucios' como dinero, llaves, pasamanos, etc.
- Cuando se llega a casa de la calle, el trabajo, la escuela.
- Antes y después de atender a alguien que está enfermo o de curar heridas.
- Después de haber estado en contacto con animales.
- Es bueno tener alcohol en gel cuando no dispongamos de agua y jabón
Higiene de la ropa y el calzado
La ropa se ensucia por el uso, por el contacto con el entorno y por las secreciones corporales. Mantener la ropa limpia es un hábito que debe fomentarse desde niño. La ropa conserva el calor del cuerpo por lo que debe usarse de forma adecuada a la temperatura exterior
La ropa debe cambiarse regularmente, principalmente la ropa interior y la de cama. La primera debe cambiarse todos los días y la ropa de cama al menos una vez cada semana. Las toallas no deben compartirse con otras personas y deben secarse siempre muy bien.
El calzado debe ser cómodo, pues unos zapatos de talla inadecuada pueden deformar los pies y causar problemas. Si el calzado es demasiado amplio no sujetará correctamente el pie, y si es excesivamente ajustado podría dar lugar a rozaduras, formación de durezas o, incluso, deformaciones óseas.
El calzado debe permitir la transpiración. Es preferible utilizar calzados adecuados al clima y elaborados con materiales de origen natural (cuero, ante...) mejor que fabricados con componentes sintéticos (plásticos).
Para mantener la higiene y la duración del calzado conviene limpiar, cepillar y airear los zapatos con regularidad.
Dormir bien
Aunque muchos no consideran el sueño un hábito de higiene, dormir lo suficiente refuerza el sistema inmunológico. En general, se considera normal entre 7 y 8 horas de sueño al día, si bien un 5% de la población tiene un sueño corto de unas 5 horas y otra parte necesita un sueño largo de más de 8 horas. En cualquier caso, el tiempo necesario de sueño depende de cada tipo de persona. Dormir bien y sentirse descansado al despertar tiene que ver con la calidad de las horas dormidas más que con la cantidad de horas de sueño.
La higiene del sueño contempla las condiciones y actitudes que permiten un buen descanso y un dormir que cumpla con los requerimientos de tiempo y horarios para que el sueño resulte reparador Medidas de higiene del sueño:
- Realizar ejercicio con regularidad, preferiblemente con luz solar y por la tarde.
- Mantener un horario fijo para acostarse y levantarse.
- El alcohol y el tabaco perjudican el sueño, por lo que debe evitarse su consumo desde varias horas antes de dormir.
- Las comidas copiosas y el hambre también pueden alterar el sueño, por lo que se recomienda evitar las sustancias ácidas, el exceso de condimento y el cacao o chocolate, así como grandes cantidades de azúcar y líquidos. Es preferible acostarse dos horas después de la cena. Es mejor tomar algún alimento ligero que no cenar, pues así se evita el despertar a media noche con sensación de hambre.
- Utilizar el dormitorio sólo para dormir y para la intimidad. No usarlo como lugar de trabajo. Evitar realizar en la cama actividades como ver la televisión o escuchar la radio.
- Permanecer en la cama sólo el tiempo suficiente, pues si se alarga puede producir un sueño ligero o fragmentado.
- Conviene que el dormitorio esté a una temperatura adecuada y agradable, con poco ruido y luz tenue.
- En personas mayores además hay que tener en cuenta el tipo de medicamentos que puedan estar tomando y su influencia en el sueño. Limitar el consumo de líquidos por la tarde, en especial si la frecuencia urinaria es un inconveniente
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